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Tontas contemporáneas hay en todas partes y, también, en Austria, donde destaca la ministra de Acción Climática y Energía que -en contra de lo que piensa su propio Gobierno- apoyó, en la Unión Europea, un proyecto legislativo que pretende restaurar la Naturaleza. No al cien por cien, claro, porque entonces tendríamos que derribar carreteras y autopistas, vías de ferrocarril, puentes sobre ríos, muelles portuarios sobre el mar, y viviendas altas y bajas hasta dejarlo todo como en el Pleistoceno, hace dos millones y medio de años. No. Sólo quieren restaurar el 20%, o sea que la torre Eiffel seguirá en pie, y no van a derruir el Partenón, pero vamos a comprar la fruta y la verdura bastante más cara, porque los que van a pagar la restauración de la Naturaleza van a ser los agricultores europeos. ¿Se acuerdan de las manifestaciones de los agricultores españoles y europeos, en protesta por ser el sector peor tratado de la U.E.? Pues los tontos contemporáneos, que sólo tienen sensibilidad para el buitre leonado y el lobo, han decidido machacar un poco más a los agricultores, y esa ribera de huerta, que se hizo hace cinco o seis siglos, a lo peor dicen que la quiten, que eso es del lecho del Río, y no vas a comparar los derechos del Río con los derechos del agricultor. Como cualquier ser humano responde cuando le pisan, pronto habrá más tractoradas en toda Europa, más huelgas, precios más caros en alimentos que son esenciales para la salud, gracias a los tontos contemporáneos de Europa. Creíamos que aquí había más que en ningún otro país, pero estamos rodeados.