La conocida como “gripe intestinal” o “gripe estomacal” es una infección producida por un virus denominado “norovirus” que, en realidad, no tiene ninguna relación con el virus de la gripe.

Es una de las causas más comunes de gastroenteritis vírica, especialmente en los meses de invierno.

Con frecuencia, produce brotes debido a su alta transmisibilidad, con síntomas que se manifiestan a las pocas horas de haber entrado en contacto con el virus en forma de vómitos, diarrea y dolor abdominal.

El virus se transmite habitualmente por el contacto con aerosoles procedentes del vómito o las heces de una persona contagiada, o mediante la ingestión de alimentos contaminados.

El tratamiento recomendado es la reposición de líquidos con suero de rehidratación oral.

Salvo en casos recomendados por el médico, no se deben administrar medicamentos para evitar los vómitos o la diarrea, pues en la gran mayoría de los casos los síntomas mejoran en uno o dos días y, aunque son muy molestos, por lo general no son graves.