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Ha vivido una buena parte de la historia del siglo XX, la más amable y la que no lo es tanto. Y es precisamente la menos buena la que, asegura, le inspiró a dedicarse a la ciencia. Concretamente en la Segunda Guerra Mundial, cuando el conflicto estalló y tuvo que aprende a identificar los diferentes tipos de aviones, alemanes o japoneses, para resguardarse de los bombardeos.
Nacido el 5 de diciembre de 1932 en Nueva York, Sheldon Lee Glasgow es uno de los físicos más reconocidos del mundo y en el año1979 compartió el Premio Nobel de Física con Steven Weinberg y Abdus Salam, por la concepción de una teoría que demuestra la identidad de las interacciones electromagnéticas y las interacciones nucleares débiles.
Amante de su profesión, Lee Glasgow confiesa que por “haber nacido en esta tierra misteriosa, es nuestro deber entenderla tan bien como podamos”, y la física es un buen aliado para ello. “Esa fue mi primera motivación, no crear una start up o aprender a gestionar el dinero. Simplemente para ampliar nuestro conocimiento de la naturaleza”.
En los últimos, años, el Nobel se ha centrado mucho en combatir el cambio climático, pero, sobre todo, en combatir a los negacionistas, y, aunque según confiesa, el peligro más inminente al que se enfrenta la humanidad es una guerra nuclear, el cambio climático nos está destruyendo poco a poco. “Una guerra nuclear es como un ataque al corazón, si te ocurre, mueres. El cambio climático es como la senilidad, gradualmente te vas haciendo más y más débil. Es lo que le está pasando al mundo, que está cada vez más enfermo”.
Según el físico, en la actualidad, “estamos llevando a cabo el más peligroso de los experimentos. Estamos tomando todo el carbono que hay en el suelo y lo estamos poniendo en el aire. Esto va a tener un efecto en nosotros. Aun no hemos visto nada. Va a ser muy malo”.