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Para Blanca González (Galicia), la farmacia era un proyecto personal que nació de un traspaso, pero su vocación de boticaria permanece intacta tras generaciones de farmacéuticos. “He crecido viendo a mis padres en sus farmacias trabajando para sus pacientes, y he visto como les respetaban, escuchaban y ofrecían los mejores consejos y recomendaciones”, recuerda Blanca, para quien la vocación farmacéutica consiste en “ayudar al paciente por encima de cualquier otro interés y hacerlo con responsabilidad, con gran conocimiento y desde la cercanía”.